10.3.08

Una investigación demuestra que los ciervos primitivos tenían una dieta mixta

Los ciervos primitivos (Cervidae), extinguidos hace 16 millones de años, no sólo se alimentaban básicamente de hojas, brotes y frutas, como argumentaba hasta ahora la hipótesis tradicional sobre el estadio ancestral alimenticio de esta especie. Una reciente investigación ha demostrado que estos animales adaptaban y variaban su dieta según las estaciones, y que ingerían también hierba.

Este estudio ha sido realizado desde la Universidad de Zaragoza, fruto del trabajo de tesis doctoral de Daniel De Miguel, dirigida por Beatriz Azanza, que ha dado lugar a una publicación conjunta en el último número de la revista BMC Evolutionary Biology. El Museo Nacional de Ciencias, con el prestigioso paleontólogo Jorge Morales y la Universidad de Helsinki también han participado en esta investigación que demuestra que esta especie no tenía una alimentación tan especializada como se pensaba y que si no llega a ser por la ingesta ocasional de hierba no hubiera podido sobrevivir en ese tiempo.

Para llegar a esta conclusión se han analizado más de 40 piezas dentales, elementos portacraneales y mandíbulas completas de estos herbíboros, encontradas en el yacimiento aragonés de Artesilla durante las excavaciones paleontológicas del grupo de investigación de la Universidad de Zaragoza. Tal como explica Daniel De Miguel, en estas muestras fósiles se han utilizado herramientas de inferencia dietética, realizando dos mitologías para estudiar el desgaste de los herbívoros. "Hemos empleado técnicas de micro desgaste a nivel microscópico, para analizar las marcas en el esmalte dental. El microscopio electrónico detecta la través de esas marcas lo que el animal ha comido. Y las técnicas del mesodesgaste, son a mayor escala, permiten estudiar la morfología del desgaste. Ambas están dirigidas a conocer qué comían estos animales".

En base a estas técnicas se ha realizado una reconstrucción paleoambiental y el análisis se ha combinado con la morfología funcional, que explica el porqué de la forma de ciertas estructuras dentales. Los datos obtenidos podrían aplicarse a otros linajes de este grupo de mamíferos herbívoros, y dejan en evidencia que los ciervos primitivos no eran ramoneadotes, como se define a animales que comen exclusivamente hojas, brotes y frutas, como por ejemplo el alce, y tampoco eran pastadores u animales que se alimentan de hierba, con una dieta muy abrasiva y destructora de las piezas dentales. Tenían una dieta mixta, como la gacela, se alimentaban de tanto de una clase de dieta como de la otra. La morfología dental, según detalla De Miguel, analiza la altura de los dientes, "que en el caso de los équidos la iban aumentando, adaptando a dietas más abrasivas". Y en el caso de los dientes primitivos, al ser más bajos, "se pensaba que las especies más primitivas como los primeros ciervos deberían ser ramoneadoros. Era una hipótesis biológicamente arraigada. Nadie la había testado, pero ofrecía unos datos incongruentes, es por ello que se hizo esta investigación, en la que hemos visto que se alimentaban también de hierba", asegura este joven investigador, al tiempo que Beatriz Azanza asegura que este estudio refleja que el ciervo primitivo no era hipsodonto (con dientes altos) sino braquiodonto (dientes bajos). "De ahí que la otra parte de la investigación se haya centrado en el por qué fue viable esta población, cuál era su expectativa de vida, si con esa altura tan baja de dientes sería posible alimentarse con alimentos abrasivos durante un tiempo". A través de un modelo de ordenador, realizado por investigadores de Helsinki, se ha deducido que mantener viable esa población era necesario una tasa de 1,2 gemelos en cada parto según afirma Azanza.

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