30.3.08

Nueva teoría para el aspecto arrugado de Mercurio


La superficie de Mercurio no solo está plagada de cráteres de impacto, también está llena de misteriosos acantilados que están dando mucho de qué hablar entre los científicos. Hasta ahora se creía que la cadena de montañas “lobate scarp”, de 3,2 kilómetros de altura y cientos de kilómetros de largura, fue creada cuando Mercurio se encogió en su interior, como la piel de una fruta que se seca. Sin embargo ha aparecido una nueva teoría que sugiere que en realidad se formaron como consecuencia de la actividad volcánica y la exposición del manto rocoso a la superficie.

“Las cadenas montañosas parecen estar mayoritariamente alineadas de norte a sur” dice Scott King, un geofísico planetario de la Universidad de Virginia. “Si tu tienes una esfera que se está encogiendo, no parece que haya una razón por la cual las arrugas vayan a estar alineadas, debería ser un proceso totalmente aleatorio”.

En vez de una corteza encogida, King piensa que las cadenas alineadas se formaron por acción de varias capas de roca fundida que empujaron la superficie del planeta hacia arriba, creando grandes y alargados acantilados. King también completó sus investigaciones con simulaciones de sus hipótesis, que fueron publicadas el 16 de Marzo en la edición del diario Nature Geoscience.

“Es una idea bastante plausible” dijo Sean Solomon, principal encargado de la sonda MESSENGER en Washington, que no estaba involucrado en estas investigaciones. “Este análisis produce interesantes predicciones que es posible que encontremos en Mercurio”

Antes del sobrevuelo de Mercurio protagonizado por la sonda MESSENGER el pasado enero, la sonda Mariner 10 fue la única sonda que había visitado el planeta, y esto fue hace más de 30 años. Esta sonda sólo capturó la mitad de la superficie de este planeta, dijo King, y esto era un obstáculo para el veredicto final de su teoría. Tras la visita de la sonda MESSENGER se obtuvieron nuevos e importantísimos datos.

“Hemos visto un tercio del planeta que nunca antes habíamos visto”, dijo King, además de las regiones anteriormente vistas, obtuvimos nuevas imágenes con ángulos de iluminación diferentes. “Parece que la idea de la orientación se mantiene” King dice que cuando la MESSENGER alcance una orbita estacionaria alrededor del planeta en Marzo del 2011, los científicos sabrán con certeza si las cadenas están alineadas en toda la superficie del planeta. “Hasta entonces, no tendremos un 100% de las imágenes de la superficie”, dice King. Por el momento la sonda se encuentra cerca de la órbita de Venus y volverá a realizar un sobrevuelo a Mercurio en Octubre de este mismo año, y un tercero en septiembre del 2009.

Si asumimos que las cadenas montañosas están alineadas, King piensa que una fina capa de manto todavía podría estar activa debajo de la corteza de Mercurio, siendo ésta capa la culpable de las alineaciones. “Mercurio tiene un núcleo de hierro muy grande comparado con el de la Tierra, Venus o Marte”, dice King cuando hablaba del corazón metálico del planeta. “La roca posiblemente fundida entre el núcleo y la corteza está confinada en una fina capa.”

Debido a que no hay suficiente espacio para un manto caliente fundido moviéndose hacia la superficie del planeta, el modelo de King sugiere que el material fundido es forzado a empujar la superficie en forma de columnas alargadas o lineares, cuando en la tierra debido a que hay un manto más grande se forman columnas cilíndricas.

Descubren el por qué de un retraso en el desarrollo de la vida hace 2000 millones de años


Científicos de todo el mundo han reconstruido los cambios en la química de los antiguos océanos de la Tierra en un período geológico que va de 2.500 millones de años hasta hace 500 millones de años. Con esto han descubierto que una deficiencia de oxígeno y del metal pesado molibdeno en los antiguos fondos del océano podrían haber retrasado la evolución de la vida animal en la Tierra por al menos 2 millones de años.

El descubrimiento fue publicado en Nature del 27 de marzo. El estudio fue dirigido por Clint Scott, un estudiante graduado de la Universidad de California Riverside.

Los científicos ya venían sospechando que si los océanos de aquellos tiempos tuviesen una deficiencia de oxígeno también lo habrían sido de molibdeno. Este metal pesado es de tanto interés para los autores del estudio porque es utilizado por una bacteria para convertir el elemento nitrógeno desde un gas en la atmósfera para que sea útil para las criaturas vivas, es un proceso conocido como fijación del nitrógeno.

Las bacterias no pueden fijar el nitrógeno de forma eficiente cuando no tienen suficiente molibdeno, y si no pueden fijar el nitrógeno lo suficientemente rápido, entonces los eukaryota están en problemas, porque no lo pueden hacer por ellas mismas. Los eukaryota son un tipo de organismos celulares vivos con un núcleo verdadero, dentro de estos están las plantas y nosotros mismos.

Así que si el molibdeno era escaso, entonces las bacterias tenían problemas, y si ellas no podían fijar el nitrógeno, esto degeneró en una falta de florecimiento en los eukaryotes. Esto puede haber sido la causa de un retardo en el desarrollo de vida compleja como los animales por al menos 2000 millones de años. O sea, según los autores, la cantidad de molibdeno en los océanos jugó un papel primordial en el desarrollo de la vida.

Oliendo el peligro


Los seres humanos podemos aprender a detectar el peligro en cambios sutiles de los olores, según afirma un grupo de investigadores de Estados Unidos.

Los científicos descubrieron que los voluntarios de un estudio que no eran capaces de diferenciar entre dos olores similares, podían hacerlo fácilmente después de que se les aplicaran descargas eléctricas al mismo tiempo que percibían uno de los olores.

La investigación estadounidense, publicada en la revista Science, sugiere que nuestros antepasados desarrollaron esta la habilidad para mantenerse alejados de los predadores.

Los 12 voluntarios que participaron en el estudio fueron expuestos a dos olores de hierba y, en un principio, ninguno de ellos era capaz de detectar diferencias.

Pero después de que al percibir uno de los olores se les aplicaran descargas eléctricas, los voluntarios desarrollaron la habilidad de diferenciarlos.

Cuestión evolutiva

Según el doctor Wen Li, de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, en Chicago, se trata de una cuestión "evolutiva".

Wen afirma que tenemos una gran sensibilidad a la hora de percibir en el ambiente que nos rodea "algo que es importante para nuestra supervivencia".

"Nos avisa que algo es peligroso y que le hemos de prestar atención", dice.

En el estudio, los escáneres cerebrales practicados en los voluntarios detectaron, antes y después de las descargas eléctricas, claras diferencias en un área del cerebro llamada cortex olfativo.

La doctora Geraldine Wright, de la Universidad de Newcastle en el Reino Unido, ha llevado a cabo estudios similares con animales y afirma que, fundamentalmente, el sistema olfativo humano está diseñado de la misma manera.

Según Wright, la sensibilidad de la nariz de los humanos no es muy inferior a la de otras especies.
"Podemos distinguir una gran cantidad de olores diferentes (...). Si el cerebro ha de recordar algún detalle para evitar un peligro, lo hará rápidamente", afirma la doctora.