6.3.08

Científico de la LSU descubre evidencias de una bacteria que “produce lluvia”

Brent Christner, profesor de ciencias biológicas en la Luisiana State University, en sociedad con colegas de Montana y Francia, descubrió recientemente evidencia de que la bacteria que produce lluvia está ampliamente distribuida en la atmósfera. Estas partículas biológicas podrían afectar seriamente el ciclo de precipitaciones, y por tanto el clima, la productividad agrícola e incluso el calentamiento global. Christner y sus colegas publicarán los resultados en la prestigiosa revista “Science” el 29 de febrero.

El equipo de Christner examinó muestras de precipitaciones de muchos lugares en el mundo y demostró que los núcleos de hielo más activos -un sustrato que aumenta la formación de hielo- eran de origen biológico. Esto es importante porque la formación de hielo en las nubes es necesaria para que haya nieve y mayores precipitaciones. Las partículas de polvo y de hollín pueden servir como núcleos de hielo, pero los núcleos biológicos de hielo son capaces de congelar a temperaturas mucho más altas. Si están presentes en las nubes, los núcleos biológicos de hielo pueden afectar los procesos que provocan las precipitaciones.

El concepto de bacterias que producen lluvia no es inverosímil. Durante más de 60 años se han sembrado las nubes con ioduro de plata, o hielo seco. Muchos centros vacacionales de esquí usan unos preparados liofilizados de bacterias que hacen hielo, comercialmente disponibles, para hacer nieve cuando la temperatura está apenas unos grados por debajo de cero.

“Mi colega David Sands de la Montana State University propuso el concepto de “bio-precipitación” hace más de 25 años, y pocos científicos lo tomaron seriamente, pero se empieza a acumular evidencia que apoya esta idea”, dijo Christner.

Pero, lo que hace a esta investigación más complicada es que la mayor parte de las bacterias conocidas que forman hielo son agentes patógenos de las plantas. Estos agentes patógenos, que son básicamente microbios, pueden causar lesiones a las plantas por congelamiento que terminan en devastadores efectos económicos sobre los rendimientos de las cosechas agrícolas.

“Como es a menudo el caso con los patógenos bacteriales, las otras fases de su ciclo vital son ignoradas porque se centra el interés en su rol en la salud de las plantas o de los animales”, dijo Christner. “El transporte a través de la atmósfera es una estrategia de diseminación muy eficiente, de modo que la capacidad de un agente patógeno para afectar su precipitación desde la atmósfera le sería ventajosa para encontrar nuevos anfitriones”.

Es posible que la atmósfera represente una faceta del ciclo de infección, mediante el cual la bacteria infecta una planta, se multiplica, es rociada en la atmósfera y luego llevada a una nueva planta a través de la precipitación atmosférica.

“El rol que juegan las partículas biológicas en los procesos atmosféricos ha sido en gran parte pasado por alto. Sin embargo, hemos encontrado núcleos biológicos de hielo en muestras de precipitaciones desde Antártida hasta Luisiana; están en todas partes. Nuestros resultados ofrecen un incentivo a los científicos atmosféricos para que empiecen a pensar en el rol que juegan estas partículas en las precipitaciones”, dijo Christner.

”Este trabajo es realmente multi- disciplinario, y conecta disciplinas como la ecología, microbiología, patología de las plantas y climatología. Representa un camino totalmente nuevo de investigación y demuestra claramente que apenas estamos empezando a comprender la intrincada interacción entre el clima y la biosfera del planeta”.

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